Datos sorprendentes sobre el Antiguo Imperio Romano
El olor de la ciudad es fuerte y asqueroso conforme recorres el Mercado de Trajano. Las angostas y calurosas calles están abarrotadas con soldados que vigilan, civiles que hacen sus mandados y aristócratas que pasean en sus costosas togas. A tu alrededor, vendedores ambulantes y clientes discuten y negocian precios. En medio de tal conmoción, aún puedes oír los rugidos provenientes del Coliseo conforme otro gladiador se enfrenta a su violento fin. Bienvenido a la Antigua Roma. Mientras que la mayoría de la gente tiene una noción básica de la Antigua Roma, aquí puedes echar un vistazo más profundo a la cultura a la que se le atribuye haber dado forma al mundo occidental.
Las luchas de gladiadores no eran la principal fuente de entretenimiento
Cuando la mayoría de la gente piensa en el entretenimiento romano, normalmente evoca gladiadores en el Coliseo luchando hasta la muerte para el placer del público. Si bien estas luchas eran un deporte adorado por los romanos, resulta que no era el más popular. La brutalidad y la escala de tales juegos eran asombrosas, pero no todos los admiraban.
Las carreras de carruajes fueron el deporte más popular en esa época. El Coliseo, donde ocurrían las luchas de gladiadores, tenía un aforo para alrededor de 50,000 personas. Pero el Circo Máximo, que era para las carreras de carruajes, tenía aforo para más de 250,000.
La esperanza de vida en la Antigua Roma
Aunque Roma era tecnológicamente muy avanzada, eso no significaba que las condiciones de vida de la gente común se acercaran mínimamente a la sanidad. Esto ha llevado a creer a los historiadores que la esperanza de vida estaba entre los 25 y 40 años de edad. Sin embargo esta es una idea equivocada, pues ese es el promedio de vida de la población, no la esperanza de vida individual.
La Antigua Roma tenía una tasa de mortalidad infantil increíblemente alta, con la mitad de los niños muriendo antes de cumplir diez años. Sin embargo, si superabas los diez, se esperaba que pudieras tener una larga vida. Otro factor que impactó en ese promedio fue el de los hombres en el servicio militar y las mujeres que morían durante el parto.
La Navidad tiene sus raíces en Saturnalia
Saturnalia era un festival pagano para honrar a Saturno, dios de la agricultura, celebrado anualmente a mediados de diciembre. Se cree que algunas de sus tradiciones, como la de dar regalos decorados, pueden ser las raíces de la Navidad moderna. Satunalia duraba una semana, comenzando el 17 de diciembre. Durante ese periodo de celebración se dejaba de trabajar y se suspendían las actividades cotidianas.
La gente decoraba sus hogares con plantas y coronas, e incluso cambiaba el estilo de su ropa. Los esclavos también dejaban de trabajar e incluso se les permitía participar en las festividades y, en algunos casos, intercambiar roles con sus amos. Esencialmente, era una de las fiestas más grandes que haya visto Occidente.
Las vírgenes vestales
En la Antigua Roma, las vírgenes vestales eran una orden de sacerdotisas de la diosa romana del hogar, Vesta. Había normalmente entre cuatro y seis de estas sacerdotisas a la vez, quienes trabajaban tiempo completo como miembros de la clerecía. Sus deberes incluían cuidar el fuego y los artefactos sagrados, así como oficiar eventos públicos que involucraban a Vesta.
Las vírgenes, con edades entre los seis y los diez años, eran seleccionadas por la máxima sacerdotisa. Entonces se les pedía que brindaran su servicio durante treinta años, y que a lo largo de ese periodo permanecieran castas. Una vez concluidos esos treinta años eran libres de irse, aunque pocas lo hacían. Si una virgen vestal no cumplía con sus obligaciones, era golpeada y severamente castigada. Y más allá de eso, quienes rompían su voto de castidad eran enterradas vivas o se les vertía plomo fundido por la garganta.
La orina era un artículo apreciado
Como si usar un baño público no fuera suficientemente desagradable, a los antiguos romanos se les cobraba un impuesto por usar tales servicios. Fue primero el emperador Nerón, y después Vespasiano, quien impuso este impuesto llamado vectigal, urinae o impuesto de orina. Sin embargo, la orina no se desperdiciaba. Todos los orinales, tanto públicos como privados, estaban conectados a albercas donde la orina era reciclada y utilizada para diversos propósitos.
En esa época la orina servía muy bien para limpiar pieles de animales porque ayudaba a remover las fibras de pelo en la piel. Además, aunque no lo creas, se utilizaba para la lavandería porque era fuente de amoniaco y se podía usar para el blanqueamiento y limpieza de prendas.
La leyenda de los fundadores de Roma
De acuerdo con la antigua leyenda griega, Roma fue fundada por los dos semidioses y hermanos gemelos Rómulo y Remo un 21 de abril del año 753 a. C. Supuestamente, los niños eran hijos de Rea, Silvia y Marte. De bebés, su muerte fue ordenada por su abuelo, quien mandó que los lanzaran al río Tíber. Fueron entonces salvados por una loba, hasta que fueron descubiertos por un pastor que los crió.
Después de haber crecido, los chicos mataron al rey Amulio de Alba Longa y se les ofreció el trono, pero ambos decidieron fundar su propia ciudad en la mejor ubicación posible. Los hermanos discutieron respecto a la zona y, eventualmente, Rómulo mató a Remo y nombró a la ciudad en honor a sí mismo. Aunque esto es solo un mito, la historia pervive hasta nuestros días.
La sangre de gladiador era especial
Los antiguos romanos eran conocidos por hacer cosas bastante cuestionables en nombre de la salud. Ya fuera que cepillaran sus dientes con orina o que compartieran esponjas en baños públicos, nada estaba fuera de la cuestión. Sin embargo, durante el siglo I y el VI, se creía que consumir la sangre o el hígado de los gladiadores era bueno para curar la epilepsia.
La creencia era que la sangre de un gladiador caído podía limpiar el alma, que era justo lo que los epilépticos necesitaban para curar su enfermedad. No era poco común ver sangre de gladiadores a la venta mientras estaba todavía caliente, no mucho después de que hubieran muerto en la arena.
La diosa de las alcantarillas
Lo creas o no, los Antiguos Romanos tenían una diosa de las alcantarillas y drenajes de Roma. Se creía que Cloacina, o "La Limpiadora", presidía sobre la Cloaca Máxima, “El Gran Drenaje”, que era el principal sistema de alcantarillado en la Antigua Roma. Originalmente derivada de la mitología etrusca, fue eventualmente adoptada por los romanos y se la identificó con Venus.
Con el tiempo, así como era diosa de las alcantarillas, fue también considerada como protectora de las relaciones sexuales en el matrimonio, así como diosa de la inmundicia y de la pureza. Según creen los historiadores, un santuario fue construido en su honor directamente sobre la entrada al alcantarillado de la Cloaca Máxima.
En la Antigua Roma se inventaron los centros comerciales
Se cree que el primer centro comercial del mundo fue el Mercado de Trajano, que se asume fue construido entre los años 100 y 110 d. C. por Apolodoro de Damasco. Apolodoro era arquitecto y amigo cercano de Trajano, quien le encomendó construir el Foro. Se trata de un gran complejo ubicado en la Via dei Fori Imperiali, al lado opuesto del Coliseo.
El complejo tenía un mercado cubierto, tiendas e incluso un bloque de apartamentos residenciales. Conforme pasó el tiempo, se construyeron más niveles, añadiendo más viviendas, tiendas y establecimientos para socializar. Aunque fue alguna vez una parte bulliciosa de la ciudad de Roma, hoy es otro gran complejo que yace en ruinas.
No era bueno ser zurdo
Aunque hoy en día ser zurdo es más un ligero inconveniente que un problema real, en la Antigua Roma ese no era el caso. Los diestros consideraban que las personas zurdas eran desafortunadas, o incluso que eran malvadas. Aquellos que eran zurdos estaban siempre bajo sospecha porque se pensaba que eran gente engañosa.
Aunque algunas personas sostienen que a los romanos zurdos se les tenía en alta consideración, esto es falso. El prejuicio contra los individuos zurdos era tan fuerte que los antiguos romanos empezaron a usar sus anillos de boda en el tercer dedo de su mano izquierda, para así evitar el pecado de los zurdos.
Había un dios para los problemas intestinales
Parece que los antiguos romanos tenían un dios prácticamente para cualquier cosa, incluyendo los pedos. Según algunas fuentes, Crépito era el dios romano de las flatulencias, y era normalmente invocado para ayudar a la gente con el movimiento de sus intestinos.
Muchos estudiosos creen que Crépito nunca fue realmente venerado en el sentido tradicional, pues piensan que más bien fue una invención de un sátiro cristiano que escribió sobre la cultura romana. Sin embargo, el hecho de que hubiera un dios llamado Crépito no ha sido desmentido, ya que hay evidencias de él en muchas obras de la literatura francesa.
Sede de la guerra más larga de la historia
El Imperio romano fue sede del conflicto más largo en la historia de la humanidad, las guerras entre Roma y Persia. Estas guerras transcurrieron a lo largo de alrededor de 721 años y, en todo ese tiempo, el Imperio romano salvaguardó su sólida frontera (en su mayor parte).
La República romana y el Imperio parto o arsácida iniciaron las hostilidades desde el año 66 a. C. Estas grandes batallas continuarían a lo largo de los imperios romano y persa-sasánida. Estar en guerra durante tanto tiempo agotó valiosos recursos y causó muchas bajas. Finalmente, las guerras romano-persas se apagaron al inicio de las conquistas árabes musulmanas alrededor del año 628 d. C.
Reclinarse y cenar era la onda
A los romanos no les gustaba comer en la mesa. Normalmente disfrutaban de sus alimentos recostados y comiendo con las manos, si podían permitírselo. Por lo general eran solo los romanos ricos quienes disfrutaban de sus comidas de manera tan relajada, y eran principalmente los hombres.
Las mujeres en realidad no eran invitadas a esos agradables banquetes, y, cuando lo eran, tenían que comer sentándose muy derechitas. Eventualmente, las costumbres cambiaron para permitir que las mujeres de clase alta pudieran disfrutar de esas lujosas comidas recostadas. Disfrutar de una comida lujosa de esta manera era una forma de presumir la riqueza en esos días.
Ateos del mundo antiguo
Los habitantes del Imperio romano tenían una variedad de dioses y diosas, pero había gente en ese entonces que sería considerada como primeros cristianos. Irónicamente, estas personas eran consideradas como ateas por los antiguos romanos, dado que no rendían tributo a ninguno de los dioses paganos.
Pero su negativa a reconocer a los dioses paganos tradicionales no era la única razón por la que los primeros cristianos eran considerados ateos. Estos cristianos realmente no practicaban una religión de manera organizada, no tenían templos ni santuarios, ni tampoco sacerdotes. Como resultado, estas personas fueron condenadas al ostracismo, apartadas de la sociedad debido a los rumores salaces que sobre sus vidas se esparcían alrededor.
Los soldados tenían que valer su sal
La palabra "salario" se deriva del latín salarium, que se relaciona con la sal. Esto se debe a que, durante esos días del Imperio Romano, a los soldados se les pagaba con sal, o eso cuenta la leyenda.
No hay pruebas concretas de que este fuera efectivamente el caso, pero muchos estudiosos piensan que este mito puede ser verdad. La sal era un artículo muy preciado para el comercio en esos días, así que no sería tan sorprendente que hubiera sido utilizada como un sustituto de la antigua moneda. También se cree que los esclavos eran comprados con sal.
El sudor de gladiador era lo más exclusivo en tendencias de belleza
Ahora ya sabes que la orina se usaba para la lavandería y que se consumía sangre de gladiador, pero aparentemente ni una pizca de fluidos corporales era desperdiciada. ¡Los antiguos romanos incluso recolectaban el sudor de los gladiadores!
Fuera de la arena era común ver a gente que vendía frascos con sudor de gladiador. Las mujeres ricas compraban estos frascos y usaban su contenido como crema para la cara. El sudor y la mugre se raspaban de la piel de famosos gladiadores utilizando una herramienta llamada estrígil. Pero no cualquiera tenía acceso a este producto, pues estaba reservado para mujeres de alto estatus.
Querían que respetaras a tus mayores
De cualquier manera siempre deberías respetar a tus mayores, pero si hubieras vivido durante el Imperio romano, el no hacerlo habría tenido serias y fatales consecuencias. La máxima falta de respeto era, por supuesto, el parricidio, matar a los padres o parientes cercanos.
Si alguien cometía parricidio durante el Imperio romano, era sujeto de un castigo llamado Poena cullei. Este singular castigo era poco recomendable para claustrofóbicos o para gente con miedo a ahogarse. Los infractores eran metidos en un saco de cuero cosido y arrojados al agua. Y a veces era peor, dentro del saco podían meter también animales vivos para hacerte compañía.
Los romanos usaban horripilantes métodos de ejecución
Los antiguos romanos no se andaban con cuentos a la hora de castigar a la gente que violara la ley. Los métodos de ejecución del Imperio podían ser extremadamente brutales. Como se mencionó antes, el castigo por matar a los padres implicaba ser atado dentro de un saco con animales mortales, como podían ser un lobo hambriento o una serpiente venenosa. El saco podía ser arrojado también al agua, dejando a la persona dentro para que se ahogara.
De acuerdo con los historiadores, el castigo por infidelidad era arder en la hoguera. El estrangulamiento era frecuentemente utilizado contra los enemigos de Roma, y las vírgenes vestales que quebrantaran sus votos eran enterradas vivas. ¡Brutal!
A los romanos les gustaba tener mascotas
Como a la gente moderna, a los antiguos romanos les gustaba tener animales como mascotas. De hecho, según The Classical Journal, "Los antiguos griegos y romanos se prodigaban aún más que en el mundo moderno al expresar su afecto por las bestias".
Los perros y los gatos eran sus favoritos, y frecuentemente los mimaban. Algunos romanos optaban por tener simios y monos como mascotas, mientras que otros preferían pájaros o incluso serpientes. En el Journal se reporta que después de una visita a Macedonia, Alejandro el falso profeta dijo que había visto "enormes serpientes bastante mansas y gentiles, así que las tenían las mujeres, dormían con los niños, dejaban que se pararan en ellas, no se enojaban cuando las acariciaban, y tomaban leche de su pecho como si fueran bebés".
El Imperio romano estaba densamente poblado
Sabemos que en términos de extensión el Imperio romano fue apenas el 28º imperio más grande en la historia del mundo. Pero sin duda concentró a un montón de gente en esa pequeña área. Según una estimación, en su mayor parte el imperio cubría alrededor de 4,4 millones de millas cuadradas.
Considerando que fue hogar de alrededor de 57 millones de personas, eso significa que estaba muy densamente poblado. Si bien la densidad de la población de la Antigua Roma no llega a ser la de la actual ciudad de Nueva York, ciertamente estaba por ahí.