Un Hombre Flotó Por El Espacio Durante 300 Días y Retornó a Un Mundo Totalmente Diferente
Cuando una misión tan compleja como enviar un hombre al espacio comienza a planearse, se dedican años de estudio en la persona y en las condiciones en las que va a salir al mundo espacial. A pesar de los esfuerzos de todo un país y los millones de dólares que se ponen en juego para que todo resulte como se planeó, el destino te puede tener preparado una aventura totalmente diferente.
Así fue como un astronauta, que atravesó todas las prácticas y los estudios pertinentes para salir al espacio exterior, se enfrentó a 300 días a la deriva en el espacio, sin saber si retornaría alguna vez al planeta. ¡Entérate de su historia!
Lo Que Era Una Misión Rutinaria Perdió Su Rumbo
En una de las tantas misiones que el hombre planea para estudiar el espacio exterior, el astronauta Sergei Krikalev estaba listo para ser eyectado del planeta Tierra para vivir un par de semanas en una estación espacial para realizar un par de misiones para la cual se había preparado durante meses.
Sin embargo, este tipo de proyectos conllevan un gran nivel de dificultad, y todo podría salir mal, a tal punto que Krikalev estuvo durante 300 días a la deriva flotando cerca de la Tierra.
Se Trataba Del Segundo Viaje Al Espacio De Krikalev
Krikalev no era un inexperto en los viajes al espacio. El astronauta enfrentaba su segunda salida del planeta Tierra en el año 1991 en el que estaría a unos 322 kilómetros de la faz de la tierra. Él sería la única persona enviado al espacio para abordar la estación Mir.
Lo que no sabría Krikalev es que aquel viaje que se suponía sencillo y de un ida y vuelta veloz acabaría con él durante un período tan extenso como inesperado flotando en el espacio.
Un Astronauta Con Conocimientos Completos
Cuando se selecciona a una persona para enviarla al espacio exterior, no sólo se generan condiciones físicas en las personas para que estén aptas para salir de la Tierra, sino que también los astronautas son elegidos por sus conocimientos en diferentes rubros que hacen a su finción.
Krikalev era un piloto con un título en ingeniería mecánica que había comenzado su trabajo como desarrollador de vuelos espaciales mucho antes de ser él quien fuese enviado al exterior. Sus primeros trabajos consistían en controlar operaciones desde la Tierra y hasta había comandado una misión de rescate cuando no superaba los 30 años.
Su Primera Experiencia En El Espacio
Con los 30 años recién cumplidos, Krikalev sorprendía por su buen trabajo desde las salas de control, por lo que fue evaluado para poder ingresar dentro del panorama de vuelos espaciales. Así fue que el astronauta fue seleccionado para debutar como protagonista del viaje a la Estación Espacial Mir.
Aquel viaje a la estación no sería el último de Krikalev, pero por el gran resultado que obtuvo en dicha experiencia, al poco tiempo se le preguntaría nuevamente si querría embarcarse.
Una Segunda Misión Que Duraría Cinco Meses
Con la euforia de haber cumplido con éxito la primera misión en el espacio, en el año 1990, Krikalev comenzó a entrenar tanto su cuerpo como su mente para afrontar otro viaje al espacio. A lo largo de un año, el astronauta se preparó para todas las tareas que debía enfrentar en el espacio y con la mentalidad de que durante cinco meses estaría trabajando solo y a 322 kilómetros de la tierra.
Empero, lo que Krikalev no sabía del viaje es que toda la misión daría un vuelco hacia lo inesperado y que debía de enfrentar problemas para los cuales no había sido entrenado, como por ejemplo que su viaje durara mucho más de lo que esperaba.
Fueron Tres Los Astronautas Enviados a La Misión
Para mayo de 1991, Krikalev fue enviado junto a otros dos astronautas que contaban con la misma preparación que él en la materia espacial para abordar la Estación Espacial Mir. Aunque claro, el único especialista en ingeniería que abordaría aquella nave sería nuestro protagonista.
Lo que parecía una información común en aquella mañana de mayo, resultó ser para muchos el primero de muchos errores que desencadenarían en la aventura que vivirían los tres astronautas en el espacio.
La Experiencia De Krikalev Prevaleció
Uno de los astronautas que acompañaron a Krikalev en su segundo viaje al exterior fue Helen Sharman, el primer británico que era enviado al espacio, y que recordó que su compañero "actuaba perfectamente al estar bajo presión".
Una de las circunstancias que marcó el astronauta fue que "a medida que nos acercábamos a la estación, entré en pánico al saber que ante el mínimo error podríamos morir", pero nada de ello ocurrió y pudieron vincularse a la estación como planearon.
¿Cómo Era La Estación Espacial Mir?
Lejos de ser un lugar paradisíaco como una zona que querrías vacacionar en la Tierra, la Estación Espacial Mir se había ganado la reputación de ser un lugar "oloroso, ruidoso y no mucho más grande que un par de casas rodantes juntas". Y como se sabe de estos lugares en el espacio, no se cuenta con aire fresco, por lo que el ambiente estaba cargado de sudor.
Algunos estudios que se realizaron sobre la estación Mir concluían que el constante ruido de los ventiladores, zapatillas y demás maquinaria era suficiente como para causar la pérdida de audición en una persona.
"Cuando Estoy En La Estación, Estoy Como En Casa"
Definitivamente que existen trabajos que encajan en todas las personas, sólo se debe encontrar el que es querible para cada uno. Fue así como a pesar de estar tan lejos de la Tierra, Sharman, el compañero de Krikalev comentó: "Siempre decía que cuando llegaba a la estación espacial, sentía como si estuviera en su casa".
En aquellos viajes, Krikalev disfrutaba de juegos como flotar de un lado a otro sin tocar las paredes de la estación. Y hasta había declarado: "De lo que más me gusta es poder observar la Tierra desde un puerto, además de la sensación de libertad que sientes por tu peso, como un pájaro que puede volar".
Cada Astronauta Debía Cumplir Con Una Misión
Al momento de arribar a la estación espacial, los dos astronautas que viajaban con Krikalev se unirían a otros dos que ya vivían en la instalación aérea. A lo largo de ocho días los cinco astronautas compartirían una misma zona para vivir, pero con el correr de los días a posterior, cada uno abandonaría la nave al finalizar sus tareas.
Cuando no estaban trabajando, Krikalev mencionaba que "Intentábamos observar la Tierra y señalar un punto específico en el globo".
Sólo Dos Astronautas De Cinco Quedaron En La Estación
Debido a la tarea escueta que debía realizar Helen Sharman en la estación espacial, ella pudo abandonar la instalación por fuera de la Tierra mucho antes que Krikalev. Fue así como tanto Sharman como el resto de la tripulación a excepción de Krikalev y el comandante Anatoly Artsebarsky permanecieron en la estación.
Hasta aquel entonces, todo había resultado como lo planearon en la Tierra. Empero, aquella decisión de que sólo dos astronautas quedaran en el espacio fue una más hacia el desastre.
Impactantes Noticias En La Tierra Modificaron La Misión Espacial
A pesar de que los astronautas habían abandonado la Tierra ya hacía un par de semanas, el mundo continuaba girando y viviendo su día a día, por lo que a los meses siguientes, quienes estaban en la estación espacial Mir se enteraron de las noticias.
Para agosto de 1991, los líderes comunistas de la Unión Soviética, país de donde provenía Krikalev, comenzaron una revuelta en la Plaza Roja de Moscú contra el líder soviético Mikhail Gorbachov.
Un Problema Político Que Afecta a Todos
Como en cualquier nación del mundo, cuando se decide implementar cambios políticos, aquellas decisiones afectan el panorama de vida de millones de personas de manera directa o indirecta, y en el caso de los astronautas, las recientes reformas de Gorbachov significaron un punto de inflexión en su vida, quizás uno fatal.
Aquellas personas que eran fieles al líder opositor Boris Yeltsin, comenzaron a quitarle poder al líder soviético Gorbachov, y a medida que se daba la transición, la misión de Krikalev en el espacio se puso en riesgo.
"No Entendíamos Lo Que Sucedía"
El desconcierto de los ciudadanos soviéticos era ya de por sí importante ante el problema político al cual se enfrentaban, pero mucha más incertidumbre vivía Krikalev en medio del espacio cuando intentaba mantenerse informado y sin poder predecir lo que sucedería a continuación con el programa espacial.
"Para nosotros fue totalmente inesperado. No entendíamos lo que sucedía, queríamos saber en qué afectaría al programa espacial" recuerda haber pensado Krikalev en medio del espacio.
¡Debido a La Revolución, No Había Dinero Disponible!
Cuando Krikalev comenzó a conseguir un ápice de información de lo que sucedía, los estados en la Unión Soviética comenzaban a independizarse, y desde Kazajistán le comunicaron que debido a la revolución que se estaba dando, el dinero disponible se había ya gastado por lo que sencillamente, no se contaba con el dinero necesario para poder traer a Krikalev a la Tierra.
Tan sólo imagínense lo que sería recibir esta noticia a más de 322 kilómetros de distancia, sin poder influir en las decisiones y que para peor, los días transcurrían sin ninguna modficación.
Sólo Restaba Esperar
Por más que el astronauta hubiera recibido la mejor de las educaciones, una preparación inmejorable para soportar la presión, lidiar con los problemas y resolver las situaciones más complicadas en el espacio, nunca podría haber previsto que una revolución en su país de origen lo dejara prácticamente a la deriva en el espacio.
La única respuesta en la Tierra que le brindaban a Krikalev era que esperara, que se mantuviera en donde estaba. Aunque claro, pasaron los meses y el astronauta comenzó a preocuparse de su integridad física y dudaba de su regreso a la Tierra.
No Se Parecía En Nada a Su Primer Misión
En comparación a lo que había sido la primera misión de Krikalev a la estación espacial Mir, ésta última no se asemejaba en casi nada. Las comunicaciones durante su primer viaje habían sido mucho más positivas, hasta había podido entablar una conexión con una mujer que trabajaba en una radio para brindar su experiencia.
Para mejor, aquella mujer de la radio, de nombre Elena, acabaría convirtiéndose en su esposa con el correr de los años. Era con ella que mantenía un gran vinculo durante su primer viaje al espacio por sus constantes comunicaciones.
Problemas Económicos En La Familia
Otra de las diferencias que rondaban por la cabeza de Krikalev durante su fallido segundo viaje al espacio era que las conversaciones con su esposa Elena eran mucho menos románticas. En la Tierra lo esperaba también un hijo de nueve meses de edad, y que con el salario de astronauta no le alcanzaría para cubrir los gastos.
Apenas si el astronauta cobraba un par de dólares al mes, y con la revolución y la nueva inflación, Krikalev estaba preocupado que, si lograba retornar al planeta, el dinero recaudado no sería apto para que su familia sobreviva.
Elena Intentó No Preocupar a Su Esposo
Por lo que se conoce de aquellas comunicaciones, la esposa de Krikalev, Elena, nunca quiso comunicarle malas noticias sobre el país o su familia durante su estadía en el espacio. Pero a pesar de la situación de estar a la deriva en el espacio exterior, nada parecía modificar el hecho de que la información que le llegaba por parte del control terrestre de la misión no era positiva. No existía una fecha de finalización de la misión.
La única réplica desde el otro lado del espacio era: "Mantente en tu lugar". Continuaron pasando los meses y no se podía conseguir el dinero para que regresara. "Las oportunidades para ahorrar dinero en el país es la prioridad, estamos pasando por dificultades" era la información que le llegaba a la estación.
Técnicamente, Podría Haber Vuelto a La Tierra
Durante todo el tiempo transcurrido y los meses extra en el espacio que Krikalev vivió, en realidad podrían haberse evitado si el astronauta lo hubiese deseado. Existía una manera de salir de la estación espacial, a pesar de que no fue la elección de quien estaba varado a 322 kilómetros.
La estación espacial Mir contaba con una cápsula de re-ingreso que estaba programada para realizar el viaje de vuelta desde la estación a la Tierra. Pero ni Krikalev ni el otro astronauta presente tomaron dicha posibilidad como tal.